Recordar que el poder es efímero, lo que queda es lo bueno que se hace o lo corrupto que se llega a ser...
A los poblanos les ha tocado bailar con la más fea. Se encontraron con buenos candidatos y pésimos gobernantes. Las historias que nunca se publicaron, por deleznables, emanaban de los círculos sociales, éstas, no trascendieron a la opinión púbica, lo que hubiera servido para evitar que un posible patán o psicópata o hipócrita doble moral o licencioso, o las anteriores en combo paquete lléveselo todo nos gobernara. ¿Eran chismes?, quizá algunas, pero la mayoría no.
Le comparto una miaja de las tantas anécdotas que guardo celosamente.
Un gobernador tenía una casa por la zona de las Ánimas donde se veía en plan romántico con las muchachonas que buscaban una plaza bien pagada en la administración estatal. Decían en el equipo del asqueroso gobernante, “nalga por plaza”. Hubo algunas féminas que consiguieron así su modus vivendi sexenal.
Otro, de no buena cuna, se bajaba los pantalones y calzones, para con su mano derecha sujetar sus criadillas previo a espetar; por estos que se hace lo que yo mando.
En casa de alguno de ellos, las cosas con las damas no eran muy respetuosas, él, el poderoso mandatario, golpeaba a la esposa. La empleadas domésticas en su sororidad la trataban de defender, eran encerradas y amenazadas en consecuencia. Retumbaba en sus mentes, “tú te callas pinche gata”. Así de finos.
Un joven gobernante fue descubierto por la suegra de la pasión carnal del poderoso, mientras se encontraban en el acto amatorio, la doña se encargó de difundirlo por los rincones de la Angelópolis y los elegantes multifamiliares de la colonia Polanco. La pasión carnal era un miembro del gabinete.
El siguiente, se encargó de exteriorizar una cantidad de epítetos a uno de sus colaboradores frente al director nacional de una de las empresas más importantes de México. Terminó con la frase: a mi los medios se me hincan. El funcionario de la iniciativa privada se encargó de divulgarlo en las esferas de los poderosos de México. Ese gobernador se refería a los periodistas como sus perritas. Claro a los que cobraban por halagarlo.
Otro de ellos, les exigía en tono de burla a sus colaboradoras que se quitaran la ropa y permitiera tocarlas, o solo disfrutaba de mirarlas. Algunas lo permitían, otras buscaban la forma de librarse, ninguna lo denunció.
Como estas historias hay muchas, ¿por qué no decir los nombres?, para qué, si los políticos que sucumbieron a la enfermedad terminal que produce el poder, se encuentran en el ostracismo, en el cielo, o en infierno. Lo trascendente es evitar que personajes obsesionados con el poder, lleguen a Puebla a servirse, y no a servir al pueblo, como debe ser.
Si usted conoce algún pecado mortal de los suspirantes a gobernar el estado, dígalo, publíquelo, fíltrelo a la prensa. Evítele a los poblanos seguir tambaleando con la más fea. El poderoso que carece de humildad, humanidad, que solo ve por su beneficio no le hace ningún bien a Puebla. El poder trastorna, sí, pero nosotros qué culpa.
¿Qué se le podría aconsejar al próximo gobernador?
Emplear a los poblanos, ya sea empresas, funcionarios, servicios, etc. Bien podría usar como lema de campaña la frase: Los recursos de Puebla, para los poblanos.
Recordar que el poder es efímero, lo que queda es lo bueno que se hace o lo corrupto que se llega a ser.
Evitar algún exceso que desvíe la energía del aparato gubernamental con el fin de tapar la estulticia de un momento.
Sumar a los mejores perfiles para el correcto funcionamiento de la administración estatal y no contratar con abultados salarios a los amigos que no tienen idea de absolutamente nada.
¡Que así sea!
Hasta la próxima