La carta del cuidador

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El árbol que muere...

Desde pequeño fui inculcado a protegerte

Darte oxígeno y vida

Llevarte aliento

Cuidarte y darte abrigo, cobijo y sombra

Es mi tarea diaria

En ocasiones tuve el privilegio de que me cuidaras

Me alimentaras

Me dieras la atención para lograr con éxito mis asignaciones

Cumpliendo así con mi destino

De grande, pude proteger tus propiedades

Ayudé a que tus hijos se mecieran en columpios y que jugaran conmigo

A que me escalaran como un gran gigante

Tú y tus hijos durmieron a mi sombra

Algunas veces grabaron en la piel de mis entrañas amores eternos

Hoy que soy viejo, y que he vivido muchos años

Con tristeza te digo amigo

Ayuda a otros como yo, que no han tenido la misma suerte

Son masacrados y llevados a lugares infernales donde los desangran

Los explotan y matan los monstruos sanguinarios

A fin de construir cosas inertes

Que sirven para saciar los egos de los consumistas

Hoy aquellos que nos atacaron, saben perfectamente lo que les espera

Se sofocan en su miedo, pero no lo afrontan

No hacen nada por evitar el futuro incierto y lleno de escalofriantes escenas

Nuestra labor es menospreciada

Evitamos que el agua de las lluvias se escabulla por las cloacas

Traemos agua, mantenemos el clima en condiciones favorables

Te damos vida, gracias a nosotros respiras

No nos olvides y cuídanos

Que nosotros lo hemos hecho durante miles de millones de años

 

Atentamente

El árbol que muere

 

Miguel C. Manjarrez