Ojalá que tengamos más de estos líderes artísticos que trabajen por la transformación positiva de las sociedades y menos artistas elitistas que solo se preocupen por los errores de sus colegas.
¿Qué es la Cultura? Existen diversas definiciones, una de ellas la que hace la UNESCO:
Abarca los valores, las creencias, las convicciones, los idiomas, los saberes y las artes, las tradiciones, instituciones y modos de vida por medio de los cuales una persona o un grupo expresa su humanidad y los significados que da a su existencia y a su desarrollo. (UNESCO, 2007)
O, dicho de otra manera, la cultura refleja lo que somos como individuos, es la expresión sublime de nuestra esencia humana, de nuestra identidad.
Existen diversas expresiones culturales; una de ellas es la faceta artística, misma que puede abarcar diversas artes, como lo es la música; lenguaje que transforma sonidos en emociones. Ahora bien, no está a discusión que para ser músico es fundamental el arduo estudio en la materia, pero si no intervinieran los sentimientos en las interpretaciones, únicamente se escucharían computadoras emitiendo sonidos armoniosos. Y así pasa también con cualquier rama del arte, sin emociones no se puede transmitir nada.
Y es que hay quienes se quedaron con el concepto de “Bellas Artes” como forma de expresión cultural. Las llamadas “Bellas Artes” tienen como elemento principal la contemplación, es decir, su función principal se basa en que el público las admire. Es verdad que así se consolidó la representación artística, desde la antigua Grecia donde se daba superioridad a ciertas expresiones artísticas basándose única y exclusivamente en la estética, o, en otras palabras, en la belleza, estilo y gusto.
Por supuesto que las “Bellas Artes” reflejan lo sublime de la creatividad humana, donde la perfección en técnica e interpretación es el objetivo principal. Siempre es un placer el contemplar manifestaciones hermosas. Sin embargo, se puede decir que, con la evolución de las sociedades, este concepto se ha enriquecido con otras formas de entender el papel del arte en la vida de los seres humanos. Y es aquí donde surge la Gestión Cultural, donde la participación activa en manifestaciones artísticas y culturales se convierte en un medio de transformación social. Es importante llegar a los diversos públicos mediante estrategias puntuales que atraigan el interés de las personas, con el fin de hacerlos partícipes de las múltiples formas artísticas existentes, mismas que reflejan parte de la riqueza cultural que cada individuo posee. Con esta visión de la cultura, las artes dejan de ser elitistas y se convierten en parte fundamental de las sociedades. Lamentablemente, existen artistas que no comprenden esta faceta de la cultura, que únicamente se interesan en la calidad interpretativa, sin importar si su trabajo llega solo a unas pocas personas que se limitan a contemplar su ejecución artística. Claro que pueden lograrse ambas cosas, integrar al público como miembros activos en un proyecto artístico y, por medio de esfuerzo, trabajo y práctica, es posible conseguir alta calidad en interpretación artística. Sin embargo, deja de ser el fin principal, ya que el verdadero propósito es mover las fibras sensibles de las personas que participan activamente a través de su talento y de aquellas que asisten como público, con la finalidad de que éstas dejen de ser meras espectadoras y se conecten con el arte que se les presenta. Además, es importante mencionar que, de esta manera, los individuos desarrollan sentido de pertenencia, fortalecen su identidad, adquieren mayor seguridad y refuerzan sus valores, se forman seres humanos más empáticos y sensibles hacia el mundo que los rodea.
Por último, hay que recalcar la importancia de que para obtener los resultados antes mencionados es primordial que los proyectos artísticos sean liderados por profesionales del arte que comprendan dicho concepto, que posean la sensibilidad necesaria, además de los conocimientos técnicos.
Estos profesionales dejan de centrar su éxito en la perfección de la práctica artística, enfocándose en el bien social que su arte puede hacer al desarrollo emocional de las personas a las cuales impacta.
Ojalá que tengamos más de estos líderes artísticos que trabajen por la transformación positiva de las sociedades y menos artistas elitistas que solo se preocupen por los errores de sus colegas.
Manola C Manjarrez